La semana pasada falleci� en Santander el arquitecto, pintor, escultor, acad�mico y profesor Joaquin Vaquero Turcios, autor del mural que preside la entrada del Paraninfo del campus de Rabanales. Nacido en Madrid en 1933 era hijo del arquitecto asturiano Joaqu�n Vaquero Palacios y de la sobrina del poeta Rub�n Dar�o, Rosa Turcios Dar�o. Y precisamente como arquitecto se form� en Roma, capital en la que vivi� 17 a�os y en la que desarroll� su especial pasi�n por las artes cl�sicas, algo que, junto su amor por la Naturaleza, impregn� gran parte de su trabajo, una trayectoria creativa que est� marcada por la ausencia de reglas y una mirada sin fronteras. Su preparaci�n multidisciplinar le facilit� el trasvase de sus conocimientos a todos los campos.

Su obra est� en gran parte ligada a espacios p�blicos como la plaza de Col�n en Madrid, para la que realiz� el grupo escult�rico que evoca el descubrimiento de Am�rica o la plaza de Catalu�a en Barcelona, para la que esculpi� el monumento dedicado a Albert Maci�. Tambi�n realiz� una intensa labor como muralista. A los 22 a�os pint� con su padre los famosos murales de la central de Grandas de Salime en Asturias y, justamente despu�s, los murales de la Universidad de C�rdoba, del pabell�n espa�ol en la Feria de Nueva Cork, el aeropuerto de Palma de Mallorca o el edificio de la Uni�n y el F�nix en Madrid.

Sus obras est�n en los principales museos del mundo, el Reina Sof�a y la Fundaci�n Juan March, en Madrid, el centro Pompidou en Par�s, el Museo del Vaticano o el de Arte Moderno de Locarno entre otros. Durante sus �ltimos a�os hab�a impartido docencia en la Real Academia de San Fernando y con anterioridad en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense, donde ense�aba a sus alumnos todas las t�cnicas, desde las m�s cl�sicas a las m�s heterodoxas. En su poder estaban galardones como la medalla de oro de la Bienal de Salzburgo (1957), la medalla del Senado de la Rep�blica Italiana (1959) o el primer premio de pintura de la Bienal de Par�s (1963).

Sin embargo, tanto por sus ra�ces paternas como por la extraordinaria vinculaci�n que en todo momento mantuvo con Asturias, Vaquero Turcios siempre tuvo la consideraci�n de asturiano. En el Principado pueden contemplarse ejemplos de pr�cticamente todas las manifestaciones de su polifac�tica personalidad. Entre ellas el emblem�tico cu�lebre (serpiente gigante de la mitolog�a asturiana) amarillo que emerge del lateral de la autopista entre Gij�n, Oviedo y Avil�s, los ya citados murales de Grandas, los del Auditorio Pr�ncipe Felipe de Oviedo o los de las oficinas del Insalud. Precisamente en Asturias podr� verse su obra p�stuma, actualmente en v�as de ejecuci�n, un dise�o rompedor e impresionante de la fachada con la que se culminar� la reforma del estadio de El Molin�n, el m�s antiguo de todos los de la primera divisi�n espa�ola, donde disputa sus encuentros el Real Sporting de Gij�n.