Elvira Lindo, "A corazón abierto"
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4 años 6 meses antes - 3 años 2 meses antes #103
por club-lectura
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Elvira Lindo, "A corazón abierto" Publicado por club-lectura
Diez años después de publicar Lo que me queda por vivir, que, por cierto, abrió nuestro blog
Leyendo Europa
en uno de los formatos que ha tenido este club de lectura, Elvira Lindo vuelve con una nueva novela en cierta forma relacionada con la anterior (hay algunos recuerdos que se repiten y es inevitable que así sea). Si en la primera nos contaba su vida de madre de un niño de cuatro años, sola en el Madrid de los 80, y su relación enfermiza con el padre de su hijo, en A corazón abierto bucea de nuevo en su vida, desde su infancia hasta casi la edad que tenía en Lo que me queda por vivir, y nos sorprende con esta historia que es la suya pero que sobre todo es la de sus padres, con su historia de amor-desamor, la de sus hermanos, también la de su abuela, y que por tanto, refleja en cierta forma la historia de España desde finales de la Guerra Civil hasta principios de los 80. Y todo ello con una intensidad y una fuerza que hace que la leamos como eso, como una novela con principio y final, en la que Elvira Lindo se nos muestra así, “a corazón abierto”, haciendo alusión con este título no solo a la forma en que está escrito el libro, sino también a la operación de corazón de la madre, que murió joven, y que dejó a la autora huérfana de por vida.
Manuel Lindo, el padre: ¿qué decir de esta persona-personaje, “un ser único y original, estrambótico y fuera de época”, itinerante, que, por su trabajo, lleva a su familia (mujer y cuatro hijos) por todo lo largo y ancho de España, que recibe poco amor de niño y sin embargo, o quizá por eso, exige y da el máximo de adulto, que quiere ser siempre el centro de todo (“un hombre al que le gusta mucho su apellido”); un ser singular pero a la vez universal. La relación de Elvira Lindo con su padre, al que ama y odia por momentos y al que se parece en tantas cosas, centra gran parte del libro: “Y distingo y aprecio el patrimonio que me has dejado, una delicadeza que impregna lo que toca, un sentido del humor agazapado, el calor de esa cercanía física que te capacita para amar”.
Antonia Garrido, la madre: casi un fantasma, protagonista por su ausencia más que por su presencia, con una muerte anunciada que Elvira teme y anticipa a cada momento, intentando que no ocurra: “¿Cuánto tiempo puede perder una criatura en interrumpir la contemplación serena de la vida, cuánto tiempo le será robado al juego, a la alegría irreflexiva, en esa agotadora obsesión por detener la desgracia?”
“A corazón abierto” es una novela que es a su vez un texto autobiográfico directo, valiente (“me gusta la acción, me gusta exponerme”), dispuesto a abordar los conflictos de la vida, muy lejos de esos textos que dicen sin decir, que hablan en clave. Elvira Lindo nos muestra una familia, la suya, nos cuenta una historia, la suya, que a su vez nos hace que miremos también para la nuestra, y que le sirve para entenderse ella misma y entender el mundo. Una historia que rápidamente ha pasado a ser de los lectores, que la han recibido con los brazos abiertos porque está siendo muy leída, porque se nota que es una historia para la que lleva preparándose toda la vida, casi sin saberlo, desde que era una niña observadora, casi morbosa, del comportamiento de los demás. Y todo ello, envuelto en la fina capa del humor, de la ironía, tal y como le enseñó su padre (“porque en realidad lo que yo escribo obedece al trato que él nos obligó a aceptar desde pequeños: encubrir con humor justo aquello que careciera de gracia”).
Sin embargo, la autora no pretende que este libro sea una acumulación de recuerdos, quiere salir de la anécdota familiar, y para ello escribe desde el presente, sin mirar hacia atrás con nostalgia (eso también se lo enseñó su padre) sino que, como Elvira adulta, irrumpe en la escena de cada momento y observa de cerca, nunca mirando desde lejos, a la niña y la adolescente que fue viviendo de nuevo en los lugares que fueron suyos: el Pantano de Atazar, Málaga, Cádiz, Mallorca, y por fin Madrid: “Forzada a no sentir pena por los lugares del pasado, el único suelo donde se hunden mis raíces es el parquet de este piso en un barrio que más que estar en Madrid, mira hacia Madrid”.
Esta forma de acercarse al pasado hace que todo nos sea muy cercano y sintamos como nuestra una historia que, una vez más, Elvira Lindo nos regala con toda la generosidad de la que ella es capaz: “Hay traumas que en vez de brotar de una experiencia brutal se cuecen a fuego lento hasta conformar nuestro carácter. Si borrara mi trauma, ¿se desvanecerían los años de mi infancia?”
Puedes encontrar el libro en la Biblioteca , así como muchos otros libros de la autora
Para abrir boca os dejamos las primeras páginas (para leerlas os tenéis que registrar), y, luego, si os gustan, os podéis acercar a cualquier librería de vuestra ciudad, que seguro que la tienen
Terminamos con Elvira Lindo el curso académico del Club de Lectura UCO, en el que, a pesar de todo, no hemos faltado ni un solo mes a nuestra cita, aunque en algunos momentos fuera complicado hacerlo. ¡Nos vemos a la vuelta del verano!
Manuel Lindo, el padre: ¿qué decir de esta persona-personaje, “un ser único y original, estrambótico y fuera de época”, itinerante, que, por su trabajo, lleva a su familia (mujer y cuatro hijos) por todo lo largo y ancho de España, que recibe poco amor de niño y sin embargo, o quizá por eso, exige y da el máximo de adulto, que quiere ser siempre el centro de todo (“un hombre al que le gusta mucho su apellido”); un ser singular pero a la vez universal. La relación de Elvira Lindo con su padre, al que ama y odia por momentos y al que se parece en tantas cosas, centra gran parte del libro: “Y distingo y aprecio el patrimonio que me has dejado, una delicadeza que impregna lo que toca, un sentido del humor agazapado, el calor de esa cercanía física que te capacita para amar”.
Antonia Garrido, la madre: casi un fantasma, protagonista por su ausencia más que por su presencia, con una muerte anunciada que Elvira teme y anticipa a cada momento, intentando que no ocurra: “¿Cuánto tiempo puede perder una criatura en interrumpir la contemplación serena de la vida, cuánto tiempo le será robado al juego, a la alegría irreflexiva, en esa agotadora obsesión por detener la desgracia?”
“A corazón abierto” es una novela que es a su vez un texto autobiográfico directo, valiente (“me gusta la acción, me gusta exponerme”), dispuesto a abordar los conflictos de la vida, muy lejos de esos textos que dicen sin decir, que hablan en clave. Elvira Lindo nos muestra una familia, la suya, nos cuenta una historia, la suya, que a su vez nos hace que miremos también para la nuestra, y que le sirve para entenderse ella misma y entender el mundo. Una historia que rápidamente ha pasado a ser de los lectores, que la han recibido con los brazos abiertos porque está siendo muy leída, porque se nota que es una historia para la que lleva preparándose toda la vida, casi sin saberlo, desde que era una niña observadora, casi morbosa, del comportamiento de los demás. Y todo ello, envuelto en la fina capa del humor, de la ironía, tal y como le enseñó su padre (“porque en realidad lo que yo escribo obedece al trato que él nos obligó a aceptar desde pequeños: encubrir con humor justo aquello que careciera de gracia”).
Sin embargo, la autora no pretende que este libro sea una acumulación de recuerdos, quiere salir de la anécdota familiar, y para ello escribe desde el presente, sin mirar hacia atrás con nostalgia (eso también se lo enseñó su padre) sino que, como Elvira adulta, irrumpe en la escena de cada momento y observa de cerca, nunca mirando desde lejos, a la niña y la adolescente que fue viviendo de nuevo en los lugares que fueron suyos: el Pantano de Atazar, Málaga, Cádiz, Mallorca, y por fin Madrid: “Forzada a no sentir pena por los lugares del pasado, el único suelo donde se hunden mis raíces es el parquet de este piso en un barrio que más que estar en Madrid, mira hacia Madrid”.
Esta forma de acercarse al pasado hace que todo nos sea muy cercano y sintamos como nuestra una historia que, una vez más, Elvira Lindo nos regala con toda la generosidad de la que ella es capaz: “Hay traumas que en vez de brotar de una experiencia brutal se cuecen a fuego lento hasta conformar nuestro carácter. Si borrara mi trauma, ¿se desvanecerían los años de mi infancia?”
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Terminamos con Elvira Lindo el curso académico del Club de Lectura UCO, en el que, a pesar de todo, no hemos faltado ni un solo mes a nuestra cita, aunque en algunos momentos fuera complicado hacerlo. ¡Nos vemos a la vuelta del verano!
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Última Edición: 3 años 2 meses antes por club-lectura.
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