'Patria', de Fernando Aramburu
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5 años 3 meses antes - 5 años 2 meses antes #67
por club-lectura
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'Patria', de Fernando Aramburu Publicado por club-lectura
Hablar a estas alturas de Patria y tratar de decir algo original es tarea harto difícil, pero vamos a intentarlo. Desde su publicación en septiembre del año pasado y hasta hoy, se ha convertido sin lugar a dudas en el libro del año, del 2016 y 2017, en España, el más vendido, el más leído, el más comentado, y el que más ha gustado a todo tipo de público lector, desde el adicto a los best-sellers hasta el de gustos más literarios. ¿Por qué? La respuesta está en su lectura. Cuando lo terminas, dices, “ah, ya sé el porqué de su éxito”.
En este país tan dado al olvido histórico, sobre todo si se refiere a la historia reciente, con lectores poco aficionados a los libros que golpean en la cara de frente y sin concesiones, que trata un tema tan cercano como es el terrorismo brutal de ETA ( “El conflicto, Pili, el conflicto” como dice uno de los personajes de la novela), y la falta de libertad que, en plena democracia, supuso para gran parte de los ciudadanos vascos, Patria ha irrumpido en el panorama literario poniendo de acuerdo a casi todo el mundo (que no a todo), y contentando, obviamente, a unos más que a otros. La historia es la de dos familias vecinas e íntimas amigas que se convierten en enemigas al entrar el hijo de una de ellas en ETA, y ser posteriormente encarcelado, y al morir el marido de la otra en un atentado terrorista (se insinúa que a manos del primero, aunque no se aclara del todo). Se trata de una novela coral, en la que cada uno de los miembros de las dos familias tiene voz propia y algo que contar, destacando por su fuerza el papel de las dos madres, Bittori y Miren (perfectas representantes del matriarcado vasco). Son nueve personajes en total, milimétricamente construidos, reales y con voces bien dibujadas, lo que aporta una riqueza y cercanía increíble a la historia (cuando terminas la novela, llegas a echarlos de menos). Aunque la muerte del Txato es quizá el episodio en torno al que gira toda la historia, lo más sorprendente para los que no vivimos de cerca esa realidad, es lo que le antecede y le sucede, lo que no salía en los telediarios y que por tanto era y es desconocido para el gran público, para los lectores no vascos. Me refiero a como, de un día para otro, y además literalmente, el Txato, pasa de ser un vasco de pro, amigo de sus amigos y vecino y empresario ejemplar, a convertirse en un apestado, en un traidor al que nadie quiere hablar, ni siquiera saludar, al que le hacen la vida imposible y al que terminan matando. Y cómo después de su muerte, la familia, en un alucinante juego de espejos, como si fuera la culpable y no la víctima tiene que huir literalmente del pueblo porque “molestan” (también molestan cuando vuelven, “ahora que no hay lucha armada se pondrán chulitos”, llega a decir Miren, la madre del terrorista encarcelado).
La novela comienza el veinte de octubre de 2011, cuando ETA anuncia el “cese definitivo de la actividad armada” y entonces Bittori, que tuvo que huir de su pueblo cuando mataron a su marido, decide volver a su casa. El tiempo va hacia adelante y hacia atrás, con una estructura dinámica que hace que las 650 páginas sepan a poco, aunando calidad, profundidad y facilidad de lectura, en un 'enseñar deleitando' que dota a la literatura de todo su sentido (en este aspecto recuerda a Almudena Grandes y sus Episodios de una guerra interminable, sobre todo la no suficientemente valorada Las tres bodas de Manolita).
Hay quien habla de la imparcialidad de la novela como uno de sus valores, porque también los verdugos se convierten en víctimas, víctimas de sus propias ideas y de sus fanatismos. Pero no, hay víctimas… y víctimas, y Fernando Aramburu lo deja bien clarito en algunas de sus entrevistas : “Mi temor cuando publiqué Patria fue que una sola línea pudiera ofender a una víctima. Sería para mí insoportable. Ellos son los protagonistas (…) El vínculo de mi literatura con quienes han sufrido la violencia es continuo. En todos los frentes. En Patria también está señalada la tortura que ejercieron los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en tantas comisarías y cuarteles. Fue otra forma de violencia. Aunque el dolor de una víctima no justifica ni alivia el de otra'.
No es la primera vez que Aramburu se acerca a este tema. Ya lo hizo en 2012 con Los años lentos, y sobre todo en 2006 con Los peces de la amargura, una serie de cuentos en los que los protagonistas adelantan a los que nos encontramos en Patria, pero cada uno por separado, con historias unidireccionales, y en los que, a diferencia de Patria, no parece haber lugar alguno para la esperanza. Y digo que “a diferencia” porque muchos ven en el final de la novela un resquicio de luz que se abre paso entre tanto odio. Quizá lo haya en los hijos, que son capaces de perdonar o de arrepentirse, como Joxe Mari, el terrorista, que pide perdón en una carta a la familia del Txato (en este aspecto el personaje más interesante es Arantxa, hermana de Joxe Mari, que, quizá por su condición de minusválida, ve la vida de otra manera). Pero es imposible hacer borrón y cuenta nueva, y Fernando Aramburu que es muy inteligente, siembra el peso de la duda en el encuentro final, después de tantos años de odio, entre Bittori y Miren. Con él se cierra el libro: “El encuentro se produjo a la altura del quiosco de música. Fue un abrazo breve. Las dos se miraron un instante a los ojos antes de separarse. ¿Se dijeron algo? Nada. No se dijeron nada.”
Aunque Patria no es el primer libro que se escribe sobre el terrorismo de ETA, y esperemos que no sea el último, sí quizá ha sido el que más repercusión mediática ha tenido, lo cual puede servir para que se sigan construyendo desde la ficción relatos que sirvan para comprender, tanto a los que la vivieron como a los que no, esa realidad tan violenta y compleja y que, increíblemente, perduró tanto en el tiempo, porque como le dice Bittori a su marido muerto en una de sus visitas al cementerio: “tengo una gran necesidad de saber. La he tenido siempre. Y no me van a parar (…) Es una necesidad muy grande de estar por fin a buenas conmigo, de poder sentarme y decir: bien, se acabó. ¿Qué se acabó? Pues mira, Txato, también necesito descubrir eso”.
Os dejamos los primeros capítulos de la novela (en pdf sólo si estáis registrados) que, junto con otras obras de Fernando Aramburu, la tenemos en la Biblioteca .
También os recomendamos el coloquio del programa de cine Versión española a propósito de la película La casa de mi padre, de Gorka Merchán.
Y ya sólo nos queda terminar deseando que paséis un feliz verano lleno de muchas y estupendas lecturas, como las de nuestro Club, y esperando veros por aquí el curso que viene.
En este país tan dado al olvido histórico, sobre todo si se refiere a la historia reciente, con lectores poco aficionados a los libros que golpean en la cara de frente y sin concesiones, que trata un tema tan cercano como es el terrorismo brutal de ETA ( “El conflicto, Pili, el conflicto” como dice uno de los personajes de la novela), y la falta de libertad que, en plena democracia, supuso para gran parte de los ciudadanos vascos, Patria ha irrumpido en el panorama literario poniendo de acuerdo a casi todo el mundo (que no a todo), y contentando, obviamente, a unos más que a otros. La historia es la de dos familias vecinas e íntimas amigas que se convierten en enemigas al entrar el hijo de una de ellas en ETA, y ser posteriormente encarcelado, y al morir el marido de la otra en un atentado terrorista (se insinúa que a manos del primero, aunque no se aclara del todo). Se trata de una novela coral, en la que cada uno de los miembros de las dos familias tiene voz propia y algo que contar, destacando por su fuerza el papel de las dos madres, Bittori y Miren (perfectas representantes del matriarcado vasco). Son nueve personajes en total, milimétricamente construidos, reales y con voces bien dibujadas, lo que aporta una riqueza y cercanía increíble a la historia (cuando terminas la novela, llegas a echarlos de menos). Aunque la muerte del Txato es quizá el episodio en torno al que gira toda la historia, lo más sorprendente para los que no vivimos de cerca esa realidad, es lo que le antecede y le sucede, lo que no salía en los telediarios y que por tanto era y es desconocido para el gran público, para los lectores no vascos. Me refiero a como, de un día para otro, y además literalmente, el Txato, pasa de ser un vasco de pro, amigo de sus amigos y vecino y empresario ejemplar, a convertirse en un apestado, en un traidor al que nadie quiere hablar, ni siquiera saludar, al que le hacen la vida imposible y al que terminan matando. Y cómo después de su muerte, la familia, en un alucinante juego de espejos, como si fuera la culpable y no la víctima tiene que huir literalmente del pueblo porque “molestan” (también molestan cuando vuelven, “ahora que no hay lucha armada se pondrán chulitos”, llega a decir Miren, la madre del terrorista encarcelado).
La novela comienza el veinte de octubre de 2011, cuando ETA anuncia el “cese definitivo de la actividad armada” y entonces Bittori, que tuvo que huir de su pueblo cuando mataron a su marido, decide volver a su casa. El tiempo va hacia adelante y hacia atrás, con una estructura dinámica que hace que las 650 páginas sepan a poco, aunando calidad, profundidad y facilidad de lectura, en un 'enseñar deleitando' que dota a la literatura de todo su sentido (en este aspecto recuerda a Almudena Grandes y sus Episodios de una guerra interminable, sobre todo la no suficientemente valorada Las tres bodas de Manolita).
Hay quien habla de la imparcialidad de la novela como uno de sus valores, porque también los verdugos se convierten en víctimas, víctimas de sus propias ideas y de sus fanatismos. Pero no, hay víctimas… y víctimas, y Fernando Aramburu lo deja bien clarito en algunas de sus entrevistas : “Mi temor cuando publiqué Patria fue que una sola línea pudiera ofender a una víctima. Sería para mí insoportable. Ellos son los protagonistas (…) El vínculo de mi literatura con quienes han sufrido la violencia es continuo. En todos los frentes. En Patria también está señalada la tortura que ejercieron los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en tantas comisarías y cuarteles. Fue otra forma de violencia. Aunque el dolor de una víctima no justifica ni alivia el de otra'.
No es la primera vez que Aramburu se acerca a este tema. Ya lo hizo en 2012 con Los años lentos, y sobre todo en 2006 con Los peces de la amargura, una serie de cuentos en los que los protagonistas adelantan a los que nos encontramos en Patria, pero cada uno por separado, con historias unidireccionales, y en los que, a diferencia de Patria, no parece haber lugar alguno para la esperanza. Y digo que “a diferencia” porque muchos ven en el final de la novela un resquicio de luz que se abre paso entre tanto odio. Quizá lo haya en los hijos, que son capaces de perdonar o de arrepentirse, como Joxe Mari, el terrorista, que pide perdón en una carta a la familia del Txato (en este aspecto el personaje más interesante es Arantxa, hermana de Joxe Mari, que, quizá por su condición de minusválida, ve la vida de otra manera). Pero es imposible hacer borrón y cuenta nueva, y Fernando Aramburu que es muy inteligente, siembra el peso de la duda en el encuentro final, después de tantos años de odio, entre Bittori y Miren. Con él se cierra el libro: “El encuentro se produjo a la altura del quiosco de música. Fue un abrazo breve. Las dos se miraron un instante a los ojos antes de separarse. ¿Se dijeron algo? Nada. No se dijeron nada.”
Aunque Patria no es el primer libro que se escribe sobre el terrorismo de ETA, y esperemos que no sea el último, sí quizá ha sido el que más repercusión mediática ha tenido, lo cual puede servir para que se sigan construyendo desde la ficción relatos que sirvan para comprender, tanto a los que la vivieron como a los que no, esa realidad tan violenta y compleja y que, increíblemente, perduró tanto en el tiempo, porque como le dice Bittori a su marido muerto en una de sus visitas al cementerio: “tengo una gran necesidad de saber. La he tenido siempre. Y no me van a parar (…) Es una necesidad muy grande de estar por fin a buenas conmigo, de poder sentarme y decir: bien, se acabó. ¿Qué se acabó? Pues mira, Txato, también necesito descubrir eso”.
Os dejamos los primeros capítulos de la novela (en pdf sólo si estáis registrados) que, junto con otras obras de Fernando Aramburu, la tenemos en la Biblioteca .
También os recomendamos el coloquio del programa de cine Versión española a propósito de la película La casa de mi padre, de Gorka Merchán.
Y ya sólo nos queda terminar deseando que paséis un feliz verano lleno de muchas y estupendas lecturas, como las de nuestro Club, y esperando veros por aquí el curso que viene.
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