Se publicó a finales de 2019 y se convirtió en uno de los libros del año 2020. Es quizá la primera vez que traemos al Club de Lectura UCO un libro de terror, pero es que, desde que cayó con todo su peso en nuestras manos, hace ya casi un año, no ha dejado de rondarnos para hacerse un huequecito, y al final lo ha conseguido. Nos hemos resistido porque es una obra demasiado compleja como para abordarla en las pocas palabras de un post, pero lo vamos a intentar, para que, por lo menos, os despertemos las ganas de leerlo. Ciertamente merece la pena, aunque no te guste el terror, aunque no conozcas a Mariana Enríquez, aunque no suelas leer literatura hispanoamericana (y menos escrita por una mujer) ni novelas tan extensas… te aseguramos que, cuando lo termines, no sabrás qué hacer con tu vida lectora (al menos durante un tiempo).
Este es el resumen que ofrece la editorial:
Un padre y un hijo atraviesan Argentina por carretera, desde Buenos Aires hacia las cataratas de Iguazú, en la frontera norte con Brasil. Son los años de la Junta Militar, hay controles de soldados armados y tensión en el ambiente. El hijo se llama Gaspar y el padre trata de protegerlo del destino que le ha sido asignado. La madre murió en circunstancias poco claras, en un accidente que acaso no lo fue. 
Como su padre, Gaspar está llamado a ser un médium en una sociedad secreta, la Orden, que contacta con la Oscuridad en busca de la vida eterna mediante atroces rituales. En ellos es vital disponer de un médium, pero el destino de estos seres dotados de poderes especiales es cruel, porque su desgaste físico y mental es rápido e implacable. Los orígenes de la Orden, regida por la poderosa familia de la madre de Gaspar, se remontan a siglos atrás, cuando el conocimiento de la Oscuridad llegó desde el corazón de África a Inglaterra y desde allí se extendió hasta Argentina.
Para empezar, no está mal. Diremos que esta novela descomunal, en todos los sentidos, atraviesa varias épocas y países para acabar centrándose en los desaparecidos en Argentina desde 1976 a 1983. La sociedad secreta llamada la Orden (ficción), y la Dictadura militar argentina (realidad) como dos caras del horror que a la vez coinciden en sus métodos: el desprecio del otro, la mutilación de los cuerpos, la violencia gratuita, la obsesión con los niños… Quizá, piensa la autora, la ficción pueda ayudarnos a comprender la realidad, o al menos acercarnos a ella para saber por qué pasó aquello que escapa a nuestra comprensión: los pozos, las celdas, los sótanos, las torturas… la muerte.
Pero setecientas páginas dan para mucho más, y así, la novela habla, y mucho, sobre la paternidad (y la maternidad, pero más la paternidad, no obstante los protagonistas son un padre y un hijo), la herencia familiar, el deseo, la amistad, la niñez y la adolescencia (qué bien describe a ese grupo de amigos adolescentes), la desigualdad social… El retrato de personajes es magnífico y es una de las razones -otra de ellas, aunque sea un tópico decirlo, es lo bien que escribe, lo bien que se lee a Mariana Enríquez-, aunque no la única, que nos empuja a creer lo que está pasando por más fantástico que sea y por poco que pongamos de nuestra parte para ello. Porque, querámoslo o no, todos tenemos “nuestra parte de noche”.
Os dejamos las primeras páginas del libro (hay que registrarse para poder acceder a ellas) y, como siempre, el libro está en la Biblioteca . Si queréis hacer un primer acercamiento a la autora, podéis empezar por sus cuentos. Las cosas que perdimos en el fuego es genial (cómo nos recuerda a Cortázar), y está también en la Biblioteca . Además, uno de sus cuentos, La casa de Adela , se puede considerar precuela y germen de Nuestra parte de noche. ¿Os atrevéis a cruzar el umbral?