"Niadela", de Beatriz Montañez
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3 años 2 meses antes - 3 años 2 meses antes #129
por club-lectura
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"Niadela", de Beatriz Montañez Publicado por club-lectura
“Nada tengo. La casa donde vivo es prestada, como lo es el coche que me lleva al pueblo más cercano para comprar comida y otras cosas de primera necesidad. He conseguido reducir mi vida a los dos únicos contratos imprescindibles cuando se vive aislada y en soledad: una tarjeta de débito y un teléfono”.
Comenzamos este nuevo curso en el Club de Lectura UCO pisando fuerte con Niadela, la novela de Beatriz Montañez, que un día de hace ya más de cinco años decidió dejar la vida que llevaba, y que no le gustaba en absoluto (“lo que me hace diferente parece irreconciliable con los demás”), para vivir sola en una casa en el bosque, aislada y alejada de todos y de todo. Niadela es un diario del primer año de esta su nueva vida, con todo lo bueno, pero también lo malo, que tuvo. Así, hay partes muy duras, como es de suponer: el miedo, la soledad, la enfermedad, el cansancio y el desfallecimiento, frente a otras luminosas, en las que poco a poco la máscara va cayendo y aflora su mejor yo, esa persona que de verdad quiere ser, o al menos, a la que intenta parecerse.
Desde el primer momento nos deja claro que todo lo que está haciendo es totalmente voluntario: “Tengo que… no: quiero. Tengo es un verbo que obliga y yo estoy aquí porque quiero. Ahora por fin soy libre; eso creo”.
No se trata en este caso de un regreso idílico a la naturaleza, sino un empezar de cero, huir hacia donde no hay nada parecido a lo que se ha dejado atrás, donde a priori parece incluso que no hay nada. Poco a poco, y junto a la autora, vamos descubriendo a todos esos habitantes que llegan a ser su única y necesaria compañía: “somos una gran familia y nunca más he vuelto a sentirme sola”, nos dice casi al final del libro. Y con ello se refiere a los animales: insectos (una vez superada su fobia inicial), una zorra, un lagarto, y sobre todo los pájaros, muchos pájaros. Hay veces en que Niadela parece un tratado de ornitología, lo que para muchos hace al libro un poco tedioso, pero, una vez que te das cuenta de que son tan protagonistas como pudieran ser las personas (que, por otro lado, brillan por su ausencia), empiezas a acostumbrarte y avanzas en la lectura buscando al herrerillo común, al petirrojo o al carbonerillo, que golpean con su pico la ventana todas las mañanas. Muchos capítulos se convierten así en fábulas, unas con moraleja explícita y otras sin ella.
También hay, como no podía ser de otra manera, plantas, árboles, montañas, un bosque y un río, todo lo que podemos encontrar en una naturaleza que se nos presenta salvaje y en la que ella consigue poco a poco ir entrando, más que domesticándola, asalvajándose, mimetizándose con lo que la rodea, y llegando a ser, o al menos intentándolo, una más (“quiero vaciarme, formar parte de lo abierto; liberarme del deseo que me hace humana, ser fantasma por un tiempo”). Un papel importantísimo juega la casa, Niadela (“en Niadela, nos reconocimos, éramos dos construcciones abandonadas”), que poco a poco se va convirtiendo en un vientre materno en el que vivir, en un dios, al que Beatriz profesa un amor total: “Te quiero, Niadela, mi bella tierra. Y, sin embargo, soy parásito que te abusa, te debilita, te corrompe, te envenena”. Niadela es el resumen de todo lo que ella quiere llegar a ser en contraposición con lo que ha sido hasta ahora (“me imagino roca en medio de la corriente”).
A lo largo de las páginas del libro encontramos muchas reflexiones sobre temas tan interesantes como la meditación y el silencio (que tanto la van a ayudar en su camino de perfección), el medio ambiente, el amor, la soledad y la compañía, la concentración y la memoria, la religión, la educación… Y como un ave más en el cielo, sobrevuela la pérdida de su padre cuando ella era muy niña. Niadela se convierte así en el lugar idóneo para vivir un duelo que en su momento no pudo superar: “por primera vez escribo sobre mi pasado (…) he tenido que ser barranco para ser cordillera”.
Nos alegramos de que Beatriz Montañez haya conseguido su objetivo ( a día de hoy sigue viviendo en Niadela ) y de que nos lo haya contado de esta bella manera: “Todo lo que necesito está aquí, y necesito mucho menos de lo que pensaba. Todo aquello a lo que renuncié, comodidad y posesiones, me volvió libre; todo aquello en lo que ahora invierto, naturaleza y palabras, me hace sentir rica”.
El libro está, como siempre, en la Biblioteca . Para empezar, y sólo si estáis registrados, os dejamos las primeras páginas de esta curiosa novela de aprendizaje, a ver si os gusta, o al menos os sorprende, tanto como a nosotras. Si queréis ir más allá y leer otra obra sobre el mismo tema pero con muy diferente enfoque Nuestra casa en el bosque , de la danesa Andrea Heljskov, es una buena opción. También en la Biblioteca.
Como novedad este año, y de forma retrospectiva, hemos incluido como adjunto el cartel que nos sirve para publicitar desde hace poco más de un año, cada lectura de este Club. Que los disfrutéis.
Comenzamos este nuevo curso en el Club de Lectura UCO pisando fuerte con Niadela, la novela de Beatriz Montañez, que un día de hace ya más de cinco años decidió dejar la vida que llevaba, y que no le gustaba en absoluto (“lo que me hace diferente parece irreconciliable con los demás”), para vivir sola en una casa en el bosque, aislada y alejada de todos y de todo. Niadela es un diario del primer año de esta su nueva vida, con todo lo bueno, pero también lo malo, que tuvo. Así, hay partes muy duras, como es de suponer: el miedo, la soledad, la enfermedad, el cansancio y el desfallecimiento, frente a otras luminosas, en las que poco a poco la máscara va cayendo y aflora su mejor yo, esa persona que de verdad quiere ser, o al menos, a la que intenta parecerse.
Desde el primer momento nos deja claro que todo lo que está haciendo es totalmente voluntario: “Tengo que… no: quiero. Tengo es un verbo que obliga y yo estoy aquí porque quiero. Ahora por fin soy libre; eso creo”.
No se trata en este caso de un regreso idílico a la naturaleza, sino un empezar de cero, huir hacia donde no hay nada parecido a lo que se ha dejado atrás, donde a priori parece incluso que no hay nada. Poco a poco, y junto a la autora, vamos descubriendo a todos esos habitantes que llegan a ser su única y necesaria compañía: “somos una gran familia y nunca más he vuelto a sentirme sola”, nos dice casi al final del libro. Y con ello se refiere a los animales: insectos (una vez superada su fobia inicial), una zorra, un lagarto, y sobre todo los pájaros, muchos pájaros. Hay veces en que Niadela parece un tratado de ornitología, lo que para muchos hace al libro un poco tedioso, pero, una vez que te das cuenta de que son tan protagonistas como pudieran ser las personas (que, por otro lado, brillan por su ausencia), empiezas a acostumbrarte y avanzas en la lectura buscando al herrerillo común, al petirrojo o al carbonerillo, que golpean con su pico la ventana todas las mañanas. Muchos capítulos se convierten así en fábulas, unas con moraleja explícita y otras sin ella.
También hay, como no podía ser de otra manera, plantas, árboles, montañas, un bosque y un río, todo lo que podemos encontrar en una naturaleza que se nos presenta salvaje y en la que ella consigue poco a poco ir entrando, más que domesticándola, asalvajándose, mimetizándose con lo que la rodea, y llegando a ser, o al menos intentándolo, una más (“quiero vaciarme, formar parte de lo abierto; liberarme del deseo que me hace humana, ser fantasma por un tiempo”). Un papel importantísimo juega la casa, Niadela (“en Niadela, nos reconocimos, éramos dos construcciones abandonadas”), que poco a poco se va convirtiendo en un vientre materno en el que vivir, en un dios, al que Beatriz profesa un amor total: “Te quiero, Niadela, mi bella tierra. Y, sin embargo, soy parásito que te abusa, te debilita, te corrompe, te envenena”. Niadela es el resumen de todo lo que ella quiere llegar a ser en contraposición con lo que ha sido hasta ahora (“me imagino roca en medio de la corriente”).
A lo largo de las páginas del libro encontramos muchas reflexiones sobre temas tan interesantes como la meditación y el silencio (que tanto la van a ayudar en su camino de perfección), el medio ambiente, el amor, la soledad y la compañía, la concentración y la memoria, la religión, la educación… Y como un ave más en el cielo, sobrevuela la pérdida de su padre cuando ella era muy niña. Niadela se convierte así en el lugar idóneo para vivir un duelo que en su momento no pudo superar: “por primera vez escribo sobre mi pasado (…) he tenido que ser barranco para ser cordillera”.
Nos alegramos de que Beatriz Montañez haya conseguido su objetivo ( a día de hoy sigue viviendo en Niadela ) y de que nos lo haya contado de esta bella manera: “Todo lo que necesito está aquí, y necesito mucho menos de lo que pensaba. Todo aquello a lo que renuncié, comodidad y posesiones, me volvió libre; todo aquello en lo que ahora invierto, naturaleza y palabras, me hace sentir rica”.
El libro está, como siempre, en la Biblioteca . Para empezar, y sólo si estáis registrados, os dejamos las primeras páginas de esta curiosa novela de aprendizaje, a ver si os gusta, o al menos os sorprende, tanto como a nosotras. Si queréis ir más allá y leer otra obra sobre el mismo tema pero con muy diferente enfoque Nuestra casa en el bosque , de la danesa Andrea Heljskov, es una buena opción. También en la Biblioteca.
Como novedad este año, y de forma retrospectiva, hemos incluido como adjunto el cartel que nos sirve para publicitar desde hace poco más de un año, cada lectura de este Club. Que los disfrutéis.
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Última Edición: 3 años 2 meses antes por club-lectura.
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- luisaranda
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3 años 2 meses antes #131
por luisaranda
Respuesta de luisaranda sobre el tema "Niadela", de Beatriz Montañez
Hola queridos compañeros del club de lectura,
Muchas gracias por mantener viva esta actividad.
Yo desgraciadamente no soy un gran lector pero me encantaría serlo, sobre todo de lecturas que no sean de autoayuda que son las últimas que leído últimamente.
Creo que sería ideal para mí poder contar con debates en los que pudiéramos comentar lo que hemos leído y así conocer a otros lectores.
Contáis con algún servicio parecido ya sea presencial o Virtual?
Gracias
Luis
Muchas gracias por mantener viva esta actividad.
Yo desgraciadamente no soy un gran lector pero me encantaría serlo, sobre todo de lecturas que no sean de autoayuda que son las últimas que leído últimamente.
Creo que sería ideal para mí poder contar con debates en los que pudiéramos comentar lo que hemos leído y así conocer a otros lectores.
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Gracias
Luis
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3 años 2 meses antes #132
por club-lectura
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Respuesta de club-lectura sobre el tema "Niadela", de Beatriz Montañez
Hola Luis, en primer lugar gracias por tus palabras. El Club de Lectura UCO es online, por lo que los debates se celebran en el propio foro. Quizá en un futuro nos planteemos la posibilidad de celebrar algún encuentro presencial, pero por ahora no.
Si quieres dejar tu opinión, sobre la lectura propuesta o cualquier otra cosa relacionada con el Club, puedes hacerlo en el foro.
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