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Clasicos infinitos II: 'Ana Karenina', de Tolstoi
Clasicos infinitos II: 'Ana Karenina', de Tolstoi
- club-lectura
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5 años 3 meses antes - 5 años 2 meses antes #11
por club-lectura
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Clasicos infinitos II: 'Ana Karenina', de Tolstoi Publicado por club-lectura
“Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera”.
El comienzo de este clásico que atraviesa el tiempo reinventándose a sí mismo (prueba de ello son sus innumerables adaptaciones al cine ), resume perfectamente todo lo que a continuación se nos viene encima, una vez leída esta primera frase. “Ana Karenina” es la historia de varias familias cuyo epicentro lo constituye una mujer que, por amor y sólo por amor, desafía las normas sociales de su época (la Rusia decimonónica de los zares y la aristocracia) y que luego sufre las consecuencias hasta sus últimos extremos. Casada con Karenin, un alto funcionario, su vida transcurre sin sobresaltos, junto a su hijo y un marido demasiado correcto con el que se aburre (familia infeliz, a su manera). Conoce por casualidad al apuesto conde Vronsky, un militar fanfarrón y mujeriego que la encadila y que a su vez queda encandilado por ella en uno de los flechazos más fulgurantes de la historia de la literatura. Podemos decir que fueron felices pero que no llegaron a comerse las perdices porque aunque existe la posibilidad del divorcio, las trabas son muchas, y su historia de amor, por tanto, imposible. El problema principal es la no aceptación por parte de la alta sociedad moscovita de esta relación adúltera. Aquí empieza y acaba todo. Ana pasa de ser una de las mujeres más admiradas por su belleza, elegancia, inteligencia, carácter y trato, a convertirse en casi una apestada, situación que, junto con los celos enfermizos, acabará poco a poco con su relación amorosa y con su vida (familia infeliz, a su manera).
Tolstoi, magistralmente, contrasta el adulterio de Ana con el de su hermano, Stiva Arkadievich Oblonsky, casado con Dolly, y a la que engaña continuamente (familia infeliz, a su manera). Sin embargo, la sociedad no castiga a este personaje que incluso a nosotros se nos hace simpático, porque todo lo lleva a cabo sin hacer mucho ruido y guardando siempre las apariencias (no como Ana y Wronsky). Su propia esposa no podía ser menos y también le perdona (familia feliz, como todas).
El segundo contraste que nos ofrece Tolstoi, es el de la feroz e hipócrita vida de la aristocracia moscovita, que no perdona a Ana pero sí a su hermano, con la idílica vida campestre y alejada del mundanal ruido, representada aquí por Lyovin (amigo de Stiva, hermano de Ana), otro de los personajes que también llegan a atraparnos por su autenticidad, aunque nos hubiera gustado que resolviera sus problemas morales “de otra forma” porque demuestra capacidad sobrada para ello a lo largo de la novela. Después de un largo cortejo, se casa con Kitty (familia feliz, como muchas otras), que es a su vez hermana de Dolly y cuyo primer pretendiente fue el mismísimo conde Vronsky que dejó de interesarse por ella cuando conoció a Ana.
Os dejamos los capítulos XVII y XVIII de la Primera parte, en la que Ana y Vronsky se conocen y dejan claro que están hechos el uno para el otro, a la vez que se presagia el trágico final. Ya sabéis que para leerlos, tenéis que registraros en el foro.
Si os apetece leerla, o releerla, también la podéis encontrar en nuestro catálogo
El comienzo de este clásico que atraviesa el tiempo reinventándose a sí mismo (prueba de ello son sus innumerables adaptaciones al cine ), resume perfectamente todo lo que a continuación se nos viene encima, una vez leída esta primera frase. “Ana Karenina” es la historia de varias familias cuyo epicentro lo constituye una mujer que, por amor y sólo por amor, desafía las normas sociales de su época (la Rusia decimonónica de los zares y la aristocracia) y que luego sufre las consecuencias hasta sus últimos extremos. Casada con Karenin, un alto funcionario, su vida transcurre sin sobresaltos, junto a su hijo y un marido demasiado correcto con el que se aburre (familia infeliz, a su manera). Conoce por casualidad al apuesto conde Vronsky, un militar fanfarrón y mujeriego que la encadila y que a su vez queda encandilado por ella en uno de los flechazos más fulgurantes de la historia de la literatura. Podemos decir que fueron felices pero que no llegaron a comerse las perdices porque aunque existe la posibilidad del divorcio, las trabas son muchas, y su historia de amor, por tanto, imposible. El problema principal es la no aceptación por parte de la alta sociedad moscovita de esta relación adúltera. Aquí empieza y acaba todo. Ana pasa de ser una de las mujeres más admiradas por su belleza, elegancia, inteligencia, carácter y trato, a convertirse en casi una apestada, situación que, junto con los celos enfermizos, acabará poco a poco con su relación amorosa y con su vida (familia infeliz, a su manera).
Tolstoi, magistralmente, contrasta el adulterio de Ana con el de su hermano, Stiva Arkadievich Oblonsky, casado con Dolly, y a la que engaña continuamente (familia infeliz, a su manera). Sin embargo, la sociedad no castiga a este personaje que incluso a nosotros se nos hace simpático, porque todo lo lleva a cabo sin hacer mucho ruido y guardando siempre las apariencias (no como Ana y Wronsky). Su propia esposa no podía ser menos y también le perdona (familia feliz, como todas).
El segundo contraste que nos ofrece Tolstoi, es el de la feroz e hipócrita vida de la aristocracia moscovita, que no perdona a Ana pero sí a su hermano, con la idílica vida campestre y alejada del mundanal ruido, representada aquí por Lyovin (amigo de Stiva, hermano de Ana), otro de los personajes que también llegan a atraparnos por su autenticidad, aunque nos hubiera gustado que resolviera sus problemas morales “de otra forma” porque demuestra capacidad sobrada para ello a lo largo de la novela. Después de un largo cortejo, se casa con Kitty (familia feliz, como muchas otras), que es a su vez hermana de Dolly y cuyo primer pretendiente fue el mismísimo conde Vronsky que dejó de interesarse por ella cuando conoció a Ana.
Os dejamos los capítulos XVII y XVIII de la Primera parte, en la que Ana y Vronsky se conocen y dejan claro que están hechos el uno para el otro, a la vez que se presagia el trágico final. Ya sabéis que para leerlos, tenéis que registraros en el foro.
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Última Edición: 5 años 2 meses antes por club-lectura.
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